miércoles, 14 de octubre de 2015

La muerte

¿Qué es la muerte? ¿Qué hay más allá de ella? ¿Debemos tenerle miedo? Estas son preguntas muy frecuentes que llegan a pasar por nuestras cabezas y claro está que dependiendo de la persona a la que le preguntes te van a dar un respuesta diferente.

Pero antes de entrar en tema hay que definir que es la muerte. Según la Real Academia Española, se puede definir como: cesación o término de la vida, separación del cuerpo y del alma y la que sobreviene en estado de gracia, entre otras más definiciones.
Una vez que ya definimos este concepto podemos proseguir. Como ya había brevemente mencionado, hay muchas interpretaciones y reacciones de la muerte. 

El cuento “El Ahogado más Hermoso del Mundo” del fallecido Gabriel García Márquez cuenta la historia de un pueblito situado en la costa, un día unos niños encontraron a un ahogado, obviamente muerto, muy grande. Las mujeres lo limpiaron mientras los hombres buscaban en pueblos vecinos respuestas sobre el ahogado. Cuando las mujeres le vieron la cara quedaron sorprendidas, era muy hermoso. Lo vistieron, lo peinaron, le cortaron las uñas y lo afeitaron, lo llamaron Esteban y le taparon la cara para protegerlo del sol. Más tarde cuando los hombres regresaron, cansados y hartos, quisieron regresarlo al mar, y por más que trataban no podían, era exageradamente grande y pesado, y las mujeres los trataron de detener, sollozaban, berreaban, hasta que una mujer “harta de su insolencia” le destapó la cara. Vieron su rostro y se dieron cuenta que era Esteban y en su rostro estaba grabada una expresión de pena, no era su culpa ser tan hermoso, pesado y grande, deseaba haberse ahogado en otro lado. Le hicieron un funeral y hasta el que no podía caminar le llevo flores. Le asignaron padres, hermanos, primos y tíos, todos eran parientes. Y cuando llego el momento de regresarlo al mar decidieron hacerlo sin ancla para que regresara a sus vidas.

Gabriel García Márquez, en mi humilde opinión, pinta a la muerte algo agridulce con un toque de melancolía. ¿Por qué? Porque el pueblo se une, a final de cuentas todos querían tener un parentesco con Esteban y terminaron siendo parientes todos. No se hablo de un muerto “tieso” y “pálido” como es común, al contrario, se hablo de un ahogado hermoso y regresamos al punto de la unión del pueblo, los hombres al regresar al pueblo agotados lo único que quieren es deshacerse de el hasta que le dejan la cara al descubierto lo aceptan como Esteban. 

Que bonita perspectiva de la muerte, lo que le da miedo a la mayoría y lo que muchos quieren evitar ya sea hacia su persona o hacia un ser querido. Aunque ya pensándolo bien, cuando nos encontramos en la situación del fallecimiento de alguien cercano o algún conocido, nos terminando uniendo y nos damos apoyo aunque sea expresado solo con un abrazo o con una palmada en la espalda, como se dice vulgarmente, damos o nos dan el pésame. En pocas palabras, apoyo y condolencia.

Por otro lado, en el cuento de Mario Benedetti “La muerte”, se da una visión radicalmente diferente a la de García Márquez. Se trata de un hombre, Mariano, que va con su amigo de toda la vida, Octavio, que es médico, la hace un diagnóstico sobre su salud, con pesar le dice a Mariano que le queda poco tiempo de vida, pero no se refiere a años, sino a semanas, tal vez días. Los días que siguieron después de la mala noticia. Mariano en su desesperación piensa en su padre, su esposa, sus hijas y hasta en la amante. No se quería morir. Eran tantas sus ganas de seguir viviendo que volvió a buscar a su amigo Octavio, y este último para tratar de calmar a su amigo, le dice que hay una operación y no es urgente que lo operen. Mariano sale con una nueva tranquilidad, puede seguir viviendo, pero mientras camina en la calle percibía que los objetos y las personas desaparecían, se alejaban de el.

En este cuento de Benedetti yo percibí a la muerte como lo que muchos temen hoy en día, nadie se quiere morir, buscamos una inmortalidad, llegamos a un punto en el que prolongamos tanto nuestras vidas que perdemos nuestra dignidad como seres humanos, es un ciclo. Varias partes y órganos de nuestro cuerpo dejan de funcionar después de cierta edad, ahora hay muchas personas de la tercera edad que ya tienen que usar pañales, les tienen que poner el cómodo, alguien tiene que ayudarlos a comer, bañarse, etc., como si regresaran a ser bebés. En lo personal, eso ya no es vivir. Hay que afrontar la muerte, tarde o temprano nos llegará, es algo que jamás vamos a evitar. Hay que irse en paz y tranquilo y que mejor que dejar la vida sabiendo que exististe y te fuiste dignamente.

Un último cuento que voy a mencionar se titula “La Playa” y es del autor Salvador Elizondo. Es una narración no tan corta a diferencia con las otras dos ya mencionadas en este escrito. Trata sobre una persecución en la playa, Van Guld acompañado de cuatro mulatos en una barca, persiguen a un gordo, que ya está acercándose a la arena, sus piernas gordas le impiden correr rápido en la arena, cada paso que da hace que se vaya hundiendo poco a poco con la ayuda de sus peso excesivo. Se tira pecho tierra en la arena porque está consiente que Van Guld se está acercando y será un blanco fácil por la distancia y su gran corpulencia. Saca su pistola, pero sus dedos gordos y entumidos y su poca experiencia con armas de fuego le impidieron darle a su perseguidor. Llego a las dunas, tenía que escalarlas para por fin estar a salvo, pero avanzaba muy lento gracias a peso ya que cada parte de la arena que trataba de usar como impulso se deshacía, a lo lejos Van Guld miraba al gordo con diversión. El perseguido por fin consiguió llegar a la cima y vio un mar de arena enfrente de el, tenía que correr más si quería llegar a la selva, pero ya sabía que era hombre muerto, Van Guld lo podía matar si se quedaba ahí parado, en la duna, y si corría hacia la selva. Finalmente disparó quien lo perseguía y el gordo rodó hacia la arena quedando boca arriba, con la vista al cielo, Van Guld ordenó a sus mulatos que dieran vuelta a la barca y remaron lejos de la pequeña isla, ellos cansados y sofocados por el sol, y Van Guld dando bocanadas del humo de su cigarro.

De los tres cuentos que me dejó leer mi profesor de Expresión Escrita en de “La Playa” fue mi favorito. Extrañamente se me hizo una historia muy graciosa por el hecho de que el gordo no pudo salvar su vida por su peso, pero aún así hizo su esfuerzo. Pero ya entrando en el tema de la muerte debo decir que la última parte, cuando el gordo se queda parado en la duna y le disparan, se me hizo una actitud de valentía. No cualquiera afronta la realidad de esa forma, con esa resignación, al menos yo lo percibí de esa forma. 

La muerte es algo por lo que todos vamos a pasar, va un poco de la mano con lo que dije sobre el cuento de Mario Benedetti, podemos tratar de escapar de nuestro destino, correr en la arena con dificultad, por más cansados que estemos, escalar la duna aunque esta se vaya desmoronando, con ese último aliento que nos queda llegar a la cima y percibir en toda la arena que se extiendo por debajo de nosotros toda nuestra vida, recuerdos, experiencias. Podemos tratar de correr hacia la selva para salvarnos y tener otros días más de vida, crear nuevos recuerdos y adquirir nuevas experiencias, pero sabemos que tal vez no lleguemos y como ya había dicho, es mejor afrontar la realidad, nótese que no digo “triste” o “cruel”, nacimos para morir, la vida nos concede años para disfrutarla, pero nada es para siempre. Hay que saber cuando es el momento más oportuno para dejar de correr, por ejemplo: el gordo tenía la posibilidad de correr hacia la selva y salvarse para seguir escapando de la muerte (Van Guld), pero también tenía la opción de quedarse parado y esperar esa tranquilidad de saber que ya no serás perseguido jamás.


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