sábado, 19 de septiembre de 2015

Ya no es viernes, es sábado, casi domingo.

Viernes social, si ajá, como digas, chido. Y ni es viernes, es sábado y casi domingo (por la hora).

Si hay algo que me gusta de mi forma de ser es que no me pasa nada si no sale plan el viernes o si no termino ahogada de borracha. Hasta por decisión propia me quedo de rechazada social en mi casa. Pero a comparación con otras cosas, no lo hago por ser apática, sino porque hay veces en las que de plano solo quiero salir de la escuela y llegar lo más rápido posible a mi casa para poder dormir hasta el día siguiente (cosa que si he hecho).

Tengo amigos que, citando a uno de ellos, dicen "si no salgo en fin me siento vacío". Y yo siendo como soy, la menos burlona del mundo, me reí poquito. Sinceramente, eso de sentirse vacío si no sales el fin de semana se me hace una reverenda estupidez. No todo gira alrededor de salir todos los viernes o sábados a socializar en Condesa o ir al cine o a una reunión a casa de alguien. A veces las personas necesitan descansar o tener un momento de paz para reencontrarse consigo mismo y relajarse a la máxima expresión, y si sacrificar el viernes social para relajarse y estar tranquilo es algo de personas súper losers entonces ahora soy doblemente loser y no me causa pesar admitirlo.

O sea, no quiero decir que esta pésimo salir el fin de semana y que lo más top es no hacer nada y solo dormir. Yo me refiero a que si esta padrísimo salir con los amigos y llegar a Beerstop desde las 12 y llegar a mi casa hasta las 8 de la noche o salir el sábado a hacer cualquier cosa equis, es algo que me encanta hacer y me la paso súper bien, pero yo siendo la persona más bipolar de la vida, hay veces que teniendo plan de la nada ya no quiero hacer nada porque mi cama me llama, o me dan mis bajones de ánimo muy intensos que lo único que quiero hacer es absolutamente nada y estar sola.

No menciono el domingo porque ese es día familiar, a menos que te llames Santiago y me hables a las 11 de la mañana porque estás aburrido y quieres salir a tomar café y a fumar conmigo porque somos unos viciosos de los peor. Esa es la única excepción.

Yo creo que es bastante obvio que disfruto mucho los momentos en los que estoy sola. Tampoco es que sea la persona más amargada del mundo. Pero los momentos que tengo conmigo misma son super preciados porque llego a un estado de relajación muy intensa y si tengo un problema puedo tranquilizarme y llegar a encontrar una solución. Tampoco es que siempre siento que mi vida no tiene remedio, esa etapa la deje atrás muchos años atrás.

Pero si hay algo de lo que me he dado cuenta es que no importa si es fin de semana, o si tengo clases al día siguiente, si quiero mis 60 minutos de paz y soledad no hay nada mejor que estar en mi azotea con 2 cigarros y mi música.


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